El año ha pasado como una nave espacial, fisshhhhhhhhh.... Bueno, sin ruido, porque como sabéis en el espacio exterior hay vacío por lo tanto no se propaga el sonido.
Cuánto daño han hecho las factorías de películas en 35 mm. Pero también gracias a Newton sabemos del principio de acción-reacción. Esto es, que por un lado puede hacer daño pero trae la contrapartida de las inmensas alegrías, enormes risas, grandes lagos de lágrimas y también bostezos hasta desencajar la boca, que hay de todo en la casa del Señor. El séptimo arte nos ha obligado a cerrar los ojos para no mirar y a mirar sin pestañear. A tararear las músicas. A cantar sus canciones con la ventanilla del coche cerrada y el volumen a tope. A comer palomitas y beber Coca-Cola como un loco, -porque coño qué sed dan las jodías-. Todo eso ha hecho el cine, pero no se vayan todavía, aún hay más. Y es que el cine y sus 24 fotogramas por segundo, como si del tetris se tratara, ha rellenado huecos de nuestras vidas, nos ayuda a pasar el tiempo, nos lleva a recuerdos de nuestra miserable pero propia vida, pero lo más importante, nos hace creer durante 120 minutos que a la soltera Bridget Jones le pasa de todo. Los problemas de la familia Griswold y sus luces exteriores. Nos enseña a Scrooge y su avaricia. Gizmo grrgrrr y sus problemas con el agua. El orgasmo fingido de Sally y el careto de Harry en el restaurante. Escuchar el "I've got you babe" cada mañana de Phil en Punxstawnwey. Incluso algún casposo buscará a Chencho en la tarde de sobremesa. Sí, suelen ser clásicas del mes de diciembre.
Pero no puedo poner el candado al año, no puedo decir -el último en salir que apague la luz-, ni tan siquiera -Chim-pón o estoestó, estoestó, estoestodo amigos....!! y menos -cerrado por cese de negocio (gracias Francesca, Miguel, Juanjo, Alejandro) sin hablar de la película de la Navidad por excelencia, la que siempre dan por estas fechas y si no la dan hay que alquilarla, buscarla, bajarla, pedirla, o comprarla, y compartirla con tus amigos.
Hay que sentarse en el sofá y ver como baila el primer ministro inglés al ritmo de Jump, disfrutar cómo Sam aprende a tocar la batería para poder estar cerca de Olivia y decirle a su padre, -qué puede ser peor que estar enamorado y no ser correspondido-. Escuchar a Jamie decirle a Aurelia la portuguesa -El momento más feliz del dia es acompañarte a casa y el más triste cuando te dejo- y ver como llora Karen en su habitación acompañada por la voz rota de Joni Mitchell y ese nudo que te deja en la garganta. A Juliette leyendo los carteles de confesión navideña que le ha escrito Mark y escuchar a Billy Mack y su Christmas is all around you, por nombrar algunos momentos .
Descubrí esta película hará unos siete u ocho años, por casualidad. Porque fiel a mi hora de radio3 escuché a Ramón hablar de Eva Cassidy fallecida a los 33 años, pero su obra póstuma apareció como un ángel que vino a mí y su Songbird me llevó a ver la película, ya sabéis lo de la curiosidad mató al gato.
Después de ver el metraje que Richard Curtis nos presenta en 135 minutos, creo que puedo dar por zanjado el año. Un año duro, un año del que se aprende, que es lo único importante. Porque si nos fijamos atentamente, sólo recordamos las enseñanzas de aquellos maestros duros, exigentes y que respetábamos. De los maestros blandos, cordiales y amigos solo pasamos el rato sin aprender nada de provecho.
Ahora ya puedo puedo poner el candado y decir -Eso es todo amigos!!
Nos vemos el 2011 con más historias y sorpresas, año nuevo, nuevos retos.
Cuánto daño han hecho las factorías de películas en 35 mm. Pero también gracias a Newton sabemos del principio de acción-reacción. Esto es, que por un lado puede hacer daño pero trae la contrapartida de las inmensas alegrías, enormes risas, grandes lagos de lágrimas y también bostezos hasta desencajar la boca, que hay de todo en la casa del Señor. El séptimo arte nos ha obligado a cerrar los ojos para no mirar y a mirar sin pestañear. A tararear las músicas. A cantar sus canciones con la ventanilla del coche cerrada y el volumen a tope. A comer palomitas y beber Coca-Cola como un loco, -porque coño qué sed dan las jodías-. Todo eso ha hecho el cine, pero no se vayan todavía, aún hay más. Y es que el cine y sus 24 fotogramas por segundo, como si del tetris se tratara, ha rellenado huecos de nuestras vidas, nos ayuda a pasar el tiempo, nos lleva a recuerdos de nuestra miserable pero propia vida, pero lo más importante, nos hace creer durante 120 minutos que a la soltera Bridget Jones le pasa de todo. Los problemas de la familia Griswold y sus luces exteriores. Nos enseña a Scrooge y su avaricia. Gizmo grrgrrr y sus problemas con el agua. El orgasmo fingido de Sally y el careto de Harry en el restaurante. Escuchar el "I've got you babe" cada mañana de Phil en Punxstawnwey. Incluso algún casposo buscará a Chencho en la tarde de sobremesa. Sí, suelen ser clásicas del mes de diciembre.
Pero no puedo poner el candado al año, no puedo decir -el último en salir que apague la luz-, ni tan siquiera -Chim-pón o estoestó, estoestó, estoestodo amigos....!! y menos -cerrado por cese de negocio (gracias Francesca, Miguel, Juanjo, Alejandro) sin hablar de la película de la Navidad por excelencia, la que siempre dan por estas fechas y si no la dan hay que alquilarla, buscarla, bajarla, pedirla, o comprarla, y compartirla con tus amigos.
Hay que sentarse en el sofá y ver como baila el primer ministro inglés al ritmo de Jump, disfrutar cómo Sam aprende a tocar la batería para poder estar cerca de Olivia y decirle a su padre, -qué puede ser peor que estar enamorado y no ser correspondido-. Escuchar a Jamie decirle a Aurelia la portuguesa -El momento más feliz del dia es acompañarte a casa y el más triste cuando te dejo- y ver como llora Karen en su habitación acompañada por la voz rota de Joni Mitchell y ese nudo que te deja en la garganta. A Juliette leyendo los carteles de confesión navideña que le ha escrito Mark y escuchar a Billy Mack y su Christmas is all around you, por nombrar algunos momentos .
Descubrí esta película hará unos siete u ocho años, por casualidad. Porque fiel a mi hora de radio3 escuché a Ramón hablar de Eva Cassidy fallecida a los 33 años, pero su obra póstuma apareció como un ángel que vino a mí y su Songbird me llevó a ver la película, ya sabéis lo de la curiosidad mató al gato.
Después de ver el metraje que Richard Curtis nos presenta en 135 minutos, creo que puedo dar por zanjado el año. Un año duro, un año del que se aprende, que es lo único importante. Porque si nos fijamos atentamente, sólo recordamos las enseñanzas de aquellos maestros duros, exigentes y que respetábamos. De los maestros blandos, cordiales y amigos solo pasamos el rato sin aprender nada de provecho.
Ahora ya puedo puedo poner el candado y decir -Eso es todo amigos!!
Nos vemos el 2011 con más historias y sorpresas, año nuevo, nuevos retos.
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