El otro dia sin más, cuando no pensaba en nada, cuando tenía la mente en blanco excepto un pixel de uno por uno de color verde en el centro. Un sutil error en mi display cerebral y que supongo que a estas alturas ya no me lo cambian, vislumbré un pensamiento conjunto, sí. Toda la gente se iba dirigiendo hacia el desván, otros al trastero, algunas al cajón o incluso al garaje junto a la última bicicleta que trajeron los reyes. Esa que llevaban los camellos mientras iban echando espuma blanca por la boca de tanto regalos y que si se enterasen que sólo la montaste el dia 6 de enero del 2000 para celebrar el cambio de milenio y nunca más santo Tomás, montaría en cólera el colectivo de camellos y colapsarían los caminos de oriente o quizás se negarían a trabajar en tan duras condiciones, tendrían que venir los militares.... Se cerraría el espacio terrestre o algo por el estilo, las familias ... bueno no imaginemos...
Continúo. La peña, embruscada en un afán sin límites, desempaca todos los adornos navideños, sacan las montañas rocosas, el rocaje vivo que dice mi hijo, el pesebre, el niño y todos los accesorios para montar un belén 2.0, con luces y conexión directa con los arcángeles. Porque han cambiado mucho las cosas, las vacas mueven la cabeza al ritmo de los villancicos en mp3 que suenan por un altavoz integrado en la estrella del portal. Hasta ahí bien, durillo pero bien.
Pero la borrachera sigue y también han hecho un hueco en el salón. Apartan los sofás y la maldita camarera de metacrilato con botellas rancias, una de Martini Bianco de cuando la Barcelona olímpica, aún con un culín de líquido. Y le plantan el abeto de plástico allí, junto a la ventana para que le dé la luz y lo cargan con kilos de bolas de colores rojas, doradas y plateadas y pa rematar una guirnalda y piñas, muchas piñas, que tu dices: ¿piñas en un abeto? clama al cielo, pero se ponen y no pasa nada, son abetos piñeros. Y las luces de colorines intermitentes plic-plac espacio muerto, uno dos tres segundos, plic-pli-plic-placaaaa-plic-plic y así como le da la gana se van encendiendo y apagando las lucecitas haciendo la estancia propia de un verdero hogar navideño.
Pero de repente me despierto de mi pensamiento, y caigo inmediatamente en una pesadilla. Me encuentro paseando por la calle y contemplo los balcones despavorido, los putos papa noeles o santaclauses o como cojones se les llame fabricados en China. Con escalerilla, trepando de tres en tres, en otro con ciervo incluído, incluso algunos pegados de los brazos como Spiderman en el cristal... ¡Maldita sea! , tremenda horterada de adornos, nunca en 40 años había visto nada tan horrible, de tan poco gusto. La gente sale al balcón y me miran y se ríen, jaja jaja jaja haciendo coros y como de mí no se rie ni su puta madre, los miro amenazante, me quito las gafas, así como Horatio Caine les desafío y saco mi móvil 6D, marco el número que tengo memorizado en la casilla cinco, para que rime. BAANH (Brigada Anti Adornos Navideños Horteras) Ti-ti-tititi-titi
-Buenos días, aquí BAANH, le atiende Jessica ¿en qué puedo ayudarle?-Hola soy Pep Lluis del departamento inspecciones y visualizaciones.
-Me responde.-Hola ¿como estás? ¿que hay de nuevo?
-Mira Jessy, hay un cuatro dos ocho en Boulevard Pierre Garó.
-Gracias. Paso el aviso inmediatamente. Un beso a los tres. -me contesta.
Conozco a Jessy desde que estudiamos en el colegio. Ella estudió dirección empresarial y marketing, trabajaba en una multinacional importante hasta que una reestructuración la llevó al desempleo, luego coincidimos en un seminario sobre desarrollo de las técnicas de eficacia en el descubrimiento de manantiales subterráneos. Estábamos ociosos y coincidíamos en todos los seminarios, talleres y conferencias interesantes de la ciudad. Nos caímos bien y le conseguí el puesto de telefonista que hace a tiempo parcial, con el de limpiadora en una empresa de papel higiénico. Hacen los rollos con reciclado de folletos de propaganda de grandes "suficies." Por lo visto sirve para pasarse las ofertas por el orto y de paso ayudas a manterner el planeta limpio y tu culo también. La frescura y suavidad son dos conceptos que no entraban en la subvención europea.
Cuento uno...dos...tres......nueve y diez.... Aparecen en mi horizonte visual tres heliviones eléctricos que de una pasada disparan sus armas ultrasónicas de destrucción de elementos antiestéticos....flushhhhhhhh. La onda expansiva los hace desaparecer y se queda todo en una bóveda iluminada con un color violeta, mientras va remitiendo poco a poco. Una cascada de luces blancas como la nieve lo hacen apoteósico, me encanta este momento.-pienso. Justo en el instante en que los pilotos me hacen un gesto con el pulgar hacia arriba y desparecen sin dejar rastro.
Las marujas con sus redecillas, rulos y bigudíes en el pelo, entran de nuevo en sus casas y entonces me despierto.
Una sonrisa de oreja a oreja. -Por favor otro daikiri.
Inmediatamente. -me responde el encargado. Y hace una seña con un chaquido de dedos a las camareras que están tras las palmeras.
Aparecen dos camareras con sus biquinis ajustados, ajenas al paso del tiempo, libres de grasas , sanísimas de corazón, seguro. Y los daikiris en una bandeja.
-Caballero sus daikiris.- Nos los deja en la mesita junto a la tumbona. La compañera me sonrie y deja unos frutos secos por cortesía del chiringuito.
Jr. está en la orilla, haciendo castillos de arena junto al agua y mi mujer leyendo la prensa local...
¿Quieres levantarte ya?-me dice mi mujer. Zarandeándome y abriendo las cortinas . Tenemos que llevar al niño al cole y estás roncando como una bestia salvaje.
¡No te lo creerás!.-Le digo. Estabamos.... estábamos en un playa con los daikiris y soñaba que era Navidad, bufff
Me levanto. Hace un frío del carajo. Me asomo por la ventana y un Papa Noel trepador en la finca de enfrente me está saludando.
¡¡Maldita sea!! ¡¡Es Navidad!!
-No debería irme tan tarde a dormir. Me digo a mi mismo.
Y mi mujer me pregunta:
-¿Acabaste de ver la peli de anoche?
-¿Cuál era?.- Le digo. Mientras me rasco los ojos y bostezo como un oso.
-Minority Report.
-Creo que me dormí. Otro bostezo.-Voy a hacer el desayuno. Buenos días.
Cuento uno...dos...tres......nueve y diez.... Aparecen en mi horizonte visual tres heliviones eléctricos que de una pasada disparan sus armas ultrasónicas de destrucción de elementos antiestéticos....flushhhhhhhh. La onda expansiva los hace desaparecer y se queda todo en una bóveda iluminada con un color violeta, mientras va remitiendo poco a poco. Una cascada de luces blancas como la nieve lo hacen apoteósico, me encanta este momento.-pienso. Justo en el instante en que los pilotos me hacen un gesto con el pulgar hacia arriba y desparecen sin dejar rastro.
Las marujas con sus redecillas, rulos y bigudíes en el pelo, entran de nuevo en sus casas y entonces me despierto.
Una sonrisa de oreja a oreja. -Por favor otro daikiri.
Inmediatamente. -me responde el encargado. Y hace una seña con un chaquido de dedos a las camareras que están tras las palmeras.
Aparecen dos camareras con sus biquinis ajustados, ajenas al paso del tiempo, libres de grasas , sanísimas de corazón, seguro. Y los daikiris en una bandeja.
-Caballero sus daikiris.- Nos los deja en la mesita junto a la tumbona. La compañera me sonrie y deja unos frutos secos por cortesía del chiringuito.
Jr. está en la orilla, haciendo castillos de arena junto al agua y mi mujer leyendo la prensa local...
¿Quieres levantarte ya?-me dice mi mujer. Zarandeándome y abriendo las cortinas . Tenemos que llevar al niño al cole y estás roncando como una bestia salvaje.
¡No te lo creerás!.-Le digo. Estabamos.... estábamos en un playa con los daikiris y soñaba que era Navidad, bufff
Me levanto. Hace un frío del carajo. Me asomo por la ventana y un Papa Noel trepador en la finca de enfrente me está saludando.
¡¡Maldita sea!! ¡¡Es Navidad!!
-No debería irme tan tarde a dormir. Me digo a mi mismo.
Y mi mujer me pregunta:
-¿Acabaste de ver la peli de anoche?
-¿Cuál era?.- Le digo. Mientras me rasco los ojos y bostezo como un oso.
-Minority Report.
-Creo que me dormí. Otro bostezo.-Voy a hacer el desayuno. Buenos días.
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