Tiempos de volverse loco con la tecnología hasta perder la razón. Arriesgarse a salir por la mañana de casa con el móvil marcando batería al 58% y sin cargador es una osadía tecnológica sin parangón en la historia. Igual buscando muy atrás había algún homosapiens cazador recolector que salió de la cueva.. me voy cariño nos vemos luego... y se fue el tio sin la lanza y sin el carro para llevar el mamut.
Una casa sin wifi qué mierda de casa. Un chalé en el pueblo con tres plantas y piscina que el único lugar donde hay cobertura es en la esquina de la terraza junto a un ficus, donde consigues una mísera raya de movistar, eso señores es una completa mierda chalé. Es que necesitamos desconectar oía a una madre en el colegio. Mentira cochina. Se van de viaje y cuelgan todas las fotos en el face. El café caro carísimo, la torre fiel por arriba y por abajo ahora hacia aquí y ahora hacia allá. Los tiempos modernos, las compañías nos la metieron doblada con esa droga sintética de laboratorio, creada para atraernos a todos y arrastrarnos a lo más fondo de la comunicación sin sentido, del hablar por hablar porque es gratis; porque todos están y si tú no estás eres un bicho raro; porque si no me meto al portal no escucho lo que dicen las vecinas. No importa el dispositivo, te lo regalan la primera vez como el primer chute. Luego están los datos.. las llamadas ilimitadas y el whatsapp gratis. Rediez, estamos tan enganchados que miramos el face porque nos avisan las notificaciones, el whatsapp no para de clinquear constantemente porque estás en todos los grupos de cotilleo, el instagram con las fotos y el twitter porque también. Y aquí estamos en los tiempos modernos, locos perdidos por la tecnología, donde valoramos la rapidez, compartimos los videos virales y no nos damos cuenta que la información a veces es falsa, viene envuelta en papel de regalo y nos la comemos como verdadera porque la ha puesto mi amigo en su muro,o porque la han compartido 750 borregos. Tiempos modernos donde somos nosotros a quien nos aprietan las tuercas en la planta de montaje de la vida, con cada hora, con cada día, con cada semana y cada mes, una vuelta de tuerca. Una aplicación gratuita más que no podías vivir sin ella. Y luego está un amigo mío que no ha sucumbido ni a las redes sociales, ni a Fb ni instagram ni twitter. ¿Y le dije, tu qué? y me hizo un gesto levantando los hombros. Y no supe interpretar si todo bien, todo mal o todo soso como su cara. (sin acritud, buen amigo pero soso)
Una casa sin wifi qué mierda de casa. Un chalé en el pueblo con tres plantas y piscina que el único lugar donde hay cobertura es en la esquina de la terraza junto a un ficus, donde consigues una mísera raya de movistar, eso señores es una completa mierda chalé. Es que necesitamos desconectar oía a una madre en el colegio. Mentira cochina. Se van de viaje y cuelgan todas las fotos en el face. El café caro carísimo, la torre fiel por arriba y por abajo ahora hacia aquí y ahora hacia allá. Los tiempos modernos, las compañías nos la metieron doblada con esa droga sintética de laboratorio, creada para atraernos a todos y arrastrarnos a lo más fondo de la comunicación sin sentido, del hablar por hablar porque es gratis; porque todos están y si tú no estás eres un bicho raro; porque si no me meto al portal no escucho lo que dicen las vecinas. No importa el dispositivo, te lo regalan la primera vez como el primer chute. Luego están los datos.. las llamadas ilimitadas y el whatsapp gratis. Rediez, estamos tan enganchados que miramos el face porque nos avisan las notificaciones, el whatsapp no para de clinquear constantemente porque estás en todos los grupos de cotilleo, el instagram con las fotos y el twitter porque también. Y aquí estamos en los tiempos modernos, locos perdidos por la tecnología, donde valoramos la rapidez, compartimos los videos virales y no nos damos cuenta que la información a veces es falsa, viene envuelta en papel de regalo y nos la comemos como verdadera porque la ha puesto mi amigo en su muro,o porque la han compartido 750 borregos. Tiempos modernos donde somos nosotros a quien nos aprietan las tuercas en la planta de montaje de la vida, con cada hora, con cada día, con cada semana y cada mes, una vuelta de tuerca. Una aplicación gratuita más que no podías vivir sin ella. Y luego está un amigo mío que no ha sucumbido ni a las redes sociales, ni a Fb ni instagram ni twitter. ¿Y le dije, tu qué? y me hizo un gesto levantando los hombros. Y no supe interpretar si todo bien, todo mal o todo soso como su cara. (sin acritud, buen amigo pero soso)
Yo soy de los que habla, que necesito comunicarme y reír y decir lo que pienso de vez en cuando y aprendo y leo a gente interesante que se comunica por estos canales de información; y sigo a los amiguetes y me gusta saber que le dan esa sal a la vida que muchos otros necesitan; veo fotos de sus caras y de sus granos y todos ellos me llenan esos espacios que quedan entre y entre y por eso engordo.
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